FILBO PLENA
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PATRIMONIOS CULTURALES  //  LETRAS  //  Publicado el 17 de abril de 2022  //  18.30 hoas, en Bogotá D.C

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Una Feria del libro abierta, plena, es lo que todos esperaban no solo en Colombia sino en el resto de la región. Eso si se mantiene la idea bien afirmada de que la Filbo de Bogotà es una de las tres más importantes en el continente de habla luso hispana, en lo que hace a la celebración del libro y la vocación colectiva posible por la lectura. Es este de la Filbo 2022 presencial una especie de retorno a una normalidad que, esa sí, no es plena porque, aunque esté a la baja, la pandemia no ha terminado y sigue habiendo infectados así como víctimas fatales. Era necesario que el esfuerzo por volver se concretase, y así ha sido. La programación del año que cursa busca mantener el brillo de otras previas y antes del paso de la  peste. Bajo el lema “Vuelve para que vuelvas”, el encuentro multitudinario prevé en su agenda la realización de 1.600 eventos entre disertaciones, presentaciones de obras y encuentros alusivos a la palabra en letras. Llegarán 500 invitados de 30 países. Entre los nombres del patio habrá reconocidos como Pilar Quintana, Andrés Ospina, y Andrea Salgado, en lista muy corta. También está previsto que llegue a la cita el coreano Ban Ki-moon, quien fuera Secretario general de  las Naciones Unidas, entre 2007 y 2016. Una visita para nada casual

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Es ahora la aún exótica Corea del Sur el país invitado de relumbre. Una sociedad del Lejano Oriente, cercana en lo que hace a su desarrollo científico aplicado y a su industria de punta, de igual forma que a su sofisticación educativa  en modernidad, que no deja por  fuera un pasado milenario ni las contingencias históricas que sufrió en la centuria anterior: desde la larga ocupación japonesa hasta la guerra que la desgarró a medio recorrido del siglo anterior, convirtiéndola en dos países. Una guerra en la que Colombia puso su cuota de sangre. Todo eso quedó atrás en términos relativos y ahora el país surcoreano transita un reconocido progreso que lo ubica entre los primeros del mundo desarrollado. Eso amarrado a su exitosa incursión reciente por los grandes  centros de premiación al cine, que incluyen el Oscar. Pero los  libros que produce Corea han seguido distantes de esta parte del planeta, no obstante ser el país asiático uno de los grandes centros mundiales en este renglón. En  se marco Corea del Sur estará presente en las dos semanas de comunión con las páginas y con los autores, que acudirán a la Feria para encontrarse con un público que alcanzaría el aforo de unos 750 mil visitantes, según la proyección estadística.

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La industria editorial de Corea produce para su propio público la mayor cantidad de sus libros, y también exporta. Es parte de una industria cultural que evoluciona en paralelo con otros renglones de la producción en este estado de pequeño territorio, que no obstante es una de las grandes potencias industriales y de frontera en la revolución tanto tecnológica como educativa vigente. Corea está entre las diez primeras economías del mundo y eso en un país con una población parecida a Colombia, en número al total de habitantes. Ha ganado terreno en la producción de material audiovisual y se distingue por ser ahora una sociedad democrática al estilo occidental. Condición que alcanzó luego de un periodo de turbulencia interior, autoritarismo y de reordenamiento a posteriori de la la llamada Guerra de Corea, a inicios de los años 50 del siglo previo. Ese conflicto fue un estreno de lo que se llamó Guerra Fría, entre los dos bloques orbitales que se rearticularon como consecuencia de la Segunda Guerra Mundial. La apuesta por el desarrollo educativo de todas las generaciones que siguieron a esa etapa conflictiva se aprecian ahora en sus condiciones  de desarrollo y bienestar.

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La pujanza de la industria editorial coreana está amarrada a esas variables transversales de crecimiento histórico, a partir de los años sesenta del siglo XX. Pero las condiciones iniciales de ese proceso de seis décadas fueron difíciles y recién en la segunda mitad de ese lapso transcurrido hasta hoy, se cruzó con las nuevas generaciones que pudieron aprovechar el periodo anterior de desarrollo sostenido. El escaso ingreso en el inicio de la década de los años 60 fue de apenas 100 dólares por habitante, pero al comenzar el presente milenio -hace unos 20 años largos- se aproximó a los 10 mil dólares anuales y siguió creciendo. La relación entre conglomerados económicos privados y bancarios articulados con políticas estatales de largo plazo generaron el actual tope de desarrollo, aun a riesgo de una corrupción inocultable para los observadores internacionales. Si bien el proceso de largo plazo comenzó con el apoyo a las industrias livianas, antes del comienzo del nuevo siglo, ese respaldo se había desplazado a la industria química y pesada, cerrando el ciclo en el tiempo reciente con el respaldo a las de tecnologías de punta, sin desacelerar el fuerte sostén a la educación.  

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Solo en 2021 y cuando aún la vacunación anticovid avanzaba en el mundo pero los índices de contagio, aislamiento y fallecimientos en el mundo se matenían sin retroceso evidente, el Pib coreano crecía un 4 por ciento. En parte porque la actividad del país apenas se había ralentizado con base en una adecuada política de salud pública. En los  últimos años, aunque el ingreso per capita ha disminuido, se sigue mostrando alrededor de la media de 30 mil dólares. Eso impacta en la industria editorial pues Corea es un país  educado y de lectores. Su industria editorial no es nueva, simplemente se encuentra beneficiada por la evolución tecnológica y la aprovecha. Fue una de las primeras en el mundo en la que se introdujo la impresión con planchas metálicas, que en términos técnicos se conoció como sistema off-set. Pero 70 años antes de que Gutenberg apareciera en Alemania con su libro impreso en tipos metálicos, los coreanos empleaban para sus impresiones en hoja de papel el sistema “jikji”, también en metal. En los  años 80 del siglo pasado ya Corea era considerado como uno de los 10 países del mundo con mejor industria editorial. En aquel tiempo el país asiático lanzaba al mercado un millón de copias anuales de libros, hoy la suma es de 10 millones.  

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Ese es el país invitado especial que llega a capital colombiana y a su Feria anual del libro. Más allá de sus cifras sorprendentes, que engalanan la cita y generan envidia de la mejor factura, habrá otros invitados del extranjero, tal como sucede en cada versión de la Filbo. Es esta la edición trigésimo cuarta de la feria internacional de Bogotá y habrá unos 300 escritores e ilustradores, entre los distintos creadores vinculados con la palabra escrita, que se desplegarán en la agenda que va desde el 19 de abril al 02 de mayo. Entre los españoles que llegan están el conocido J.J. Benítez y Andrea Abreu. El primero famoso por sus libros fronterizos entre la ficción y la realidad, entrecruzados con la historia y la construcción contrafáctica propia de la mitogía vista desde la Modernidad y de la crítica propia de esta visión del mundo, que suponemos propia. Abreu por su lado, construye buena parte de su obra literaria desde la poesía, pero es autora de la novela “Panza de burro”. Benítez es la primera vez que asiste a la Feria. Otro relevante entre relevantes que acudirá a la Filbo 34 es el rumano Mircea Cărtărescu. Considerado el más importante poeta de su país y uno de los autores europeos más destacados de este tiempo.  

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Entre los iberoamericanos aparecen en lista, la cubana norteamericana Daína Chaviano como escritora hispana de ciencia ficción, y la ilustradora argentina de literatura infantil Mariana Ruiz Johnson. También estará presente el mexicano Medardo Landon Dazo, quien expondrá sobre sobre letras dirigidas al público infantil y juvenil, enlazadas con los conflictos contemporáneos. Desde Corea, que no podía estar ausente en la convergencia de Bogotá, llegará la creadora Suzy Lee, ganadora del premio Christian Andersen 2022 en ilustración, quien relatará sus experiencias y entorno creativo materializado en su obra. Otros dos coreanos que llegan son Lee Moon-jae y Jung Young-su. El primero es uno de los más importantes poetas vigentes en su lejano país, en tanto que Jung es un cuentista que apareció en primer plano en su país en 2014, cuando ganó el concurso nacional de cuentos, con “Noches del líbano”. Entre los locales, llegarán a la cita además de la ganadora del premio Alfaguara de novela del año pasado, Pilar Quintana,  el reconocido autor Héctor Abad Facio Lince. No son los únicos, también aparecen enlistados nombres como los de Andrés Felipe Solano, Carolina Andújar, Omar Ortiz y Cristina Bendek, entre tantos otros (aresprensa).

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