FIESTA DEL LIBRO EN SUDAMÉRICA
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PATRIMONIOS CULTURALES  //  LETRAS  //  Publicado el 04 de mayo de 2025  //  21.30 horas, en Bogotá D.C.

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De manera abierta y por acuerdo, las dos más importantes ferias del libro de la región celebran su convocatoria en este abril y mayo de 2025. Ambas con independencia temática entre sí, pero en coincidencia parcial para la participación de los creadores que llegan de otros continentes. En Bogotá la Filbo realiza desde el último viernes de abril su edición 37, en tanto que en Buenos Aires la Filba celebra su versión 49. En la ciudad austral ya ha disertado el peninsular Javier Cercas, entre otros, quien también tiene agenda en Colombia. En el altiplano cafetero el llamado se desarrolla bajo la consigna de “El Cuerpo y las letras”. Un lema que pareciera sacado de la obra de Maurice Merleau-Ponty, quien sostuvo en su tiempo -mediados del siglo XX- que no se piensa solo con la subjetividad sino con todo el cuerpo. A pocos años de completar su cuarta década, la feria de Bogotá cubrirá tres fines de semana por primera vez, lo que dice de su vigor y experiencia acumulada. En estos encuentros anuales que no solo son un nicho grande de rédito comercial, sino en especial escenario de reflexión, es normal que se incluyan como tema en los diversos certámenes previstos las crisis y problemas del país, sin despegarse del eje que es el libro.

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El país invitado es España que, a través de su gobierno, llegó con el lema: “Una Cultura para la paz con los otros y con el planeta”. La cohorte de creadores en este escenario propuesto, está integrado por autores como Clara Usón, Marta Sanz y Frances Serés, entre otros. El planteamiento general pareciera acercarse a la hoy cuestionada cultura “woke”, en importantes centros de poder del mundo, sin que por esto se plantee posibilidad alguna de restricción, censura o crítica descalificadora. Pero vale observar, por ejemplo, que la cuestión ecológica es una de las banderas principales del enfoque cultural e ideológico aludido y de sus luchas, sin que por ello deje de ser una propuesta vigente, urgente e insoslayable. Ocurre, en términos inmediatos, que tanto el enfoque existencialista de Merleau-Ponty como las propuestas “deconstructivistas” de Gilles Deleuze y de Félix Guattari coincidirían en lo simbólico del cuerpo y sus lenguajes más allá del habla, al tiempo que contrarias al Manifiesto de la Modernidad cartesiano y su centralidad en el sujeto individual.

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Ese enfoque deconstructivo es música para los oídos de la cultura “woke” y para gobiernos de izquierda tercermundista, tal como lo son los de Pedro Sánchez y de Gustavo Petro, sin que eso los condene desde una perspectiva ecumenista como la que planteó el fallecido Papa Francisco. Tanto el mandatario español como el colombiano han demostrado tener poca ilustración al respecto, pero lo plantean de manera intuitiva en sus políticas, con frecuencia erráticas, así como lo es el rizoma de Deleuze, a veces raíz, a veces tallo y así. Los autores colombianos que no son de izquierda y tienen dificultades para publicar, llaman a la masa crítica de edición y control de las editoriales colombianas con el llamativo mote de “la basílica” porque una buena parte de ellos, si no la mayoría, son de la señalada izquierda tercermundista. La misma que aún no ha descubierto que China, Cuba y Rusia son desde hace más de tres décadas capitalistas. Los lemas, en su síntesis, marcan una tendencia. La misma en varios puntos de la región. En Buenos Aires la situación no es demasiado diferente. Allí alguna vez, no hace mucho, se intentó censurar al Nobel Vargas Llosa.

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Alguna vez Giovanni Sartori señaló que “…la ideología es el refugio de quienes no tienen ideas propias…”. Una máxima aplicable sin posible réplica a la vista a esta ahora descolorida cultura contestataria, que vive obsesionada por mantener en vivo lo contrafactual. Si el cuerpo se mira como texto social, tal como lo es también la mercancía, en choque y no en colusión, aumentan los problemas. Si se mira al cuerpo no como impugnador sino como letra viva posible de la evolución histórica, sería posible construir y reconstruir los encuentros necesarios para que las crisis, como las que hoy recrudecen en Colombia, encuentren una salida viable. La misma que por ahora no está a la vista en el país anfitrión de la Feria, porque la mirada retroprogresista no las posibilita. El cuerpo sí es depositario de identidad, no necesariamente de resistencia. Es de esperar que la colusión y no la colisión permanente, incluso en consignas edulcuradas, haga posible la elaboración de nuevos lenguajes que digan cosas superadoras de los conflictos.

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Es de esperar también que eso último sea el enfoque que sintetiza la edición 37 de la Filbo. Mientras la Feria avanza en su programa, vale señalar que varios creadores de la palabra han aportado ya en los diferentes paneles y auditorios del espacio ferial. Los protagonistas que participan de las jornadas conforman una paleta internacional que está integrada, entre muchos otros y en abultada lista, por: Yolanda Arroyo Pizarro, de Puerto Rico; Andrés Neuman, de Argentina y la consagrada Laura Restrepo, de Colombia. Aunque estas últimas figuras nombradas en la dimensión estética no empalidecen, tampoco a los puristas, si se dice que la industria cultural que incluye a la del libro es además un espacio para los negocios necesarios en cualquier industria. La tradición en este cruce ferial tiene el espacio para los negocios editoriales de rango superior, en los que se amarran acuerdos para la exportación y la publicación tanto para los dueños del patio, como para los propios escritores y autores vinculados con la imagen o la palabra escrita y sus coyunturas.

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Mientras tanto en Buenos Aires la evolución de este proceso 2025 ya vio pasar a consagrados como el ya nombrado Cercas. Este español reconocido por su extensa obra lanzó su libro emblemático que aparece en coincidencia con la muerte del Papa Francisco. Ese trabajo se conoce como “El Loco de dios en el fin del mundo”. También en la agenda de la capital argentina pasaron Gioconda Belli, Rosa Montero, Fernando Aramburu y locales conocidas como Claudia Piñeiro. En la vuelta de página por Bogotá, debe reseñarse que en la ampliación de actividades figuran un listado que incluye unas dos mil actividades, las obras de medio millar de autores y la presencia de una treintena de países. La marca en cadena de historias violentas que afecta a Colombia como teatro de operaciones, tiene vivencias en letras y documentación fuerte en esta Filbo. María del Pilar Cárdenas, por ejemplo, presenta su obra “Todas las almas son mías”, en la que se teje una trama sobre la recordada tragedia de la Comuna 13 de Medellín. En paralelo y como eslabón de la aludida cadena (aresprensa).

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