HEDONISMO  //  TURISMO  //  Publicado el 06 de marzo de 2025  //  19.15 horas, en Bogotá D.C.

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El cierre de la gran feria del turismo internacional de Bogotá, clausurada el viernes de la semana pasada, terminó bajo la sensación y los datos de confirmación, en el sentido de que este sector en el país andino goza de buena salud. Mientras la sociedad colombiana hierve en el marasmo y la incertidumbre de la política interna, en un marco de confrontación no solo de facciones sino también armada, el flujo de turistas por fortuna para los operadores locales del ramo, sigue mostrando curvas estadísticas en alza y el fenómeno no es reciente ni excepcional. Después de la baja pandémica los datos marcan un crecimiento marcado con expectativas positivas hacia el inmediato futuro, en especial en lo que hace a la llegada de visitantes extranjeros. Es así sin que la guerra mundial de aranceles cruzados, que son evidentes por estos días en el plano internacional, señalen todavía algún impacto aparente en esas corrientes de visitantes. Al menos no es así por ahora. En todo caso el optimismo se mantiene y lo ratifica el encuentro ferial que realizó Anato en Bogotá.

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La información oficial que se brindó en el cierre de la Vitrina, indicó que hubo en el recinto más de 50 mil visitantes profesionales para articular acuerdos propios de la industria y se realizaron unas 30 mil citas de negocios, durante el encuentro de tres jornadas programadas. Esto mientras el sector energético muestra marcados datos negativos, durante la actual administración, al tiempo que la inversión extranjera parece huir de las amenazas que lanzan al viento de manera constante, funcionarios, voceros y el mismo presidente del país, Gustavo Petro. En este aspecto es bueno señalar que el mandatario no asistió a la inauguración de la convergencia a la que había sido invitado. Algo sugestivo si se tiene en cuenta que es este sector de la economía, el turismo, uno de los renglones que la administración del país pretende estimular para que grupos sociales puedan salir de ámbitos de marginalidad, creando empresas que se interesen por sus riquezas en escenarios geográficos especiales y en los atractivos que ofrece la nación andina en su diversidad.

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En ese marco se trazaron proyecciones de productos turísticos que interesan a inversores y operadores por un monto eventual de unos 53 millones de dólares, que se concretarían para el presente ejercicio. Algunos de los espacios geográficos que se pretenden desarrollar en ese horizonte optimista son: Putumayo, Tolima, Casanare, Huila, La Guajira y el Pacífico, con centro en el puerto de Buenaventura. En la misma línea, la información oficial indica que el turismo está a punto de alcanzar y superar los ingresos del país que se generan en el escenario energético. Aunque cabe apuntar y prestar atención en el sentido de que ese rubro tradicional está en pronunciado declive debido al sesgo ideológico del sector político que gobierna el país, con una romantización ecológica de la actividad extractiva y similares. También los tradicionales ingresos en exportación de café estarían a punto de ser superados por la afluencia del turismo. Se consolida así en lo político un aura romántica adscrita a la visión premoderna del mundo.

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Algo parecido en ciertas facetas a lo que hizo en su momento el Tercer Reich. Lo anterior es sugestivo porque de manera frecuente el primer mandatario colombiano tilda de “nazis” a quienes no comparten sus valores, ni su Weltanschaung (visión del mundo). Pero al margen de estas consideraciones de marco amplio, lo concreto es que el turismo crece en beneficio del país que está en la esquina noroccidental de Sudamérica y que ese recurso beneficiará, tal como ya lo hace, a comunidades hasta ayer marginadas de los beneficios que prometió el paradigma de la Modernidad, en el plano económico al menos. Para ilustrar lo señalado hay datos que lo confirman. En el periodo anual que se cerró en el diciembre anterior, los ingresos de las agencias de viaje crecieron casi un cuatro por ciento frente al ciclo previo en lo inmediato, pero con impacto negativo por el golpe inflacionario que, no obstante, es bajo frente a los indicadores similares de la región. Aun cuando esto no compense de manera plena el horizonte precedente, en diciembre pasado la curva en alza alcanzó un porcentual del 10 de crecimiento frente al mismo mes de 2023.

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En la línea de incentivar espacios válidos para acrecentar las corrientes de visitantes, que es parte medular de esta convocatoria, para nada nueva y que cada vez cobra más fuerza, cabe incluir como destinos destacados y en proceso de estímulo al turismo de naturaleza, el comunitario, el de la gastronomía tradicional, el de las experiencias ancestrales y las actividades de bienestar. Esto en conjunto con las propuestas que forman parte de la agenda acostumbrada en esta feria, tal como es la exposición de innovaciones tecnológicas aportativas a la actividad económica que es propia del turismo, la capacitación y, como es natural, la promoción. Si en el plano conceptual esa fue la oferta de la Vitrina en su edición 44, los puntos principales para estimular los nuevos destinos, fueron: en el Tolima las pinturas rupestres de Cerro Azul y Nuevo Tolima; la Puerta de orión, Tranquilandia, el Río de colores y la finca El Chontaduro. También se dio relieve a otros escenarios más distantes de los grandes centros urbanos, entre ellos los que existen en el Guainía.

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Este escenario cuenta con importantes comunidades indígenas que invitan con el apoyo del Estado y el esfuerzo privado, a participar de la riqueza gastronómica ancestral que ofrecen estos pueblos originarios. Uno de sus encantos a la vista es la llamada Estrella Fluvial, que es la confluencia de los caudalosos ríos Guainía, Atabapo y Guaviare, cuyos cursos desaguan en el Orinoco. El departamento del Putumayo promocionó lo que se conoce como Cascada del fin del mundo, además de Puerto Limón, donde esperan los pueblos indígenas para ofrecer también su gastronomía de siglos con los recursos propios de la zona selvática. Esta propuesta se enmarca en las expectativas de “bienestar”, ligado con costumbres ancestrales y en orden con la naturaleza primigenia circundante. También ahí estuvo ahí presente el Caribe, con su cara sabanera interior no bañada por aguas caribeñas. Esto a través de la red de Pueblos Patrimonio, que para el caso puso en primer plano a Ciénaga (Magadalena), con un sorprendente “Tour del Realismo mágico”, que gira en torno a la literatura de García Márquez (aresprensa).

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