OPPENHEIMER BARRIÓ EN EL OSCAR |
PATRIMONIOS CULTURALES // CINE // Publicado el 11 - 03 - 2024 // 11.40 horas, en Bogotá D. C.
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Aunque no es un fenómeno nuevo en la industria, sí llama la atención lo que ocurrió con “Oppenheimer”, por la temática militar y científica que, con la rendición de Japón, puso fin a la última contienda universal. Aquel bombardeo siempre ha sido criticado y repudiado, pero hoy los desafíos que afrontan los Estados Unidos, con una sombra de horno atómico que vuelve a asomar, desplazaron el interés tradicional por las minorías, que estuvo entre los nominados con “Los Asesinos de la luna”. La trama del filme sobre la bomba llegó a la gala de California con una sucesión de premios. Eso ocurrió en el BAFTA londinense como continuidad del recorrido previo a lo premiado el pasado fin de semana. Se ha considerado que lo que ocurre en Londres siempre marca pistas sobre las decisiones definitivas de los miembros de la Academia, sobre todo en lo que hace a los principales lauros, dado que los restantes son un consuelo. La linealidad del pronóstico se cumplió. Tanto o más como lo que sucede en las protestas y la lucha entre los creadores de guiones y la inteligencia artificial, la que afecta más allá de ellos al conjunto de la industria. Por ahora la lucha con los desarrollos tecnológicos está tarde o temprano perdida, así como ocurrió con los ludistas en la temprana Revolución Industrial inglesa, hace más dos siglos.
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Lo cierto es que los miembros de la Academia son más de siete mil y, salvo por los modelos predictivos de la estadística inferencial, resulta complejo para el común de las personas anticipar lo que ocurrió la noche del 10 de marzo. Lo que sucedió el pasado domingo anterior rompió esa línea. Al margen, persiste por ahora la pelea entre guionistas e incluso artistas con las productoras y los hechos hacen recordar la pugna entre talleres textiles y artesanos, durante la Revolución Industrial inglesa de hace más de dos siglos. Ludismo fue el nombre que se le dio a aquel escenario de confrontación y a la misma lucha que dio marco a aquella revolución que dejó marca en la historia. En el entretanto, la película que recuerda al científico germano – norteamericano, eso fue Oppenheimer en vida, y al equipo de pares y técnicos que puso en marcha lo que se desencadenó en Álamo Gordo en 1945, siguió recogiendo elogios y premios no obstante su trámite de difícil aceptación. Es una polémica histórica de curso difícil y aún sin punto final a la vista.
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Se trata nada menos de un proceso que mató en Japón de manera instantánea a decenas de miles de civiles inocentes, si así se pudiese imaginar, al tiempo de lo que sucedía en Okinawa y se había desarrollado en las otras islas del Pacífico. Aquellas en las que el Imperio trató de sentar su presencia en el inicio de esa guerra, que tuvo a Pearl Harbor como escenario inicial. Pero ahí está firme ese filme que sentó presencia sobresaliente entre los más nominados y premiados. Cabe recordar que la Academia es débil dando estatuillas a eso que los estadounidenses consideran sus grandes logros como país y sociedad en momentos críticos de la historia. Esos goznes de la memoria, cuando los Estados Unidos han puesto a prueba su capacidad de alcanzar techos que transforman las relaciones internacionales. Así ocurre también con frecuencia en las premiaciones del Oscar para los temas que tratan cuestiones de género o de minorías, en particular las étnicas y aquellas vinculadas con los derechos individuales. Esa suele ser la vocación de los miembros de la Academia, pero no esta ocasión.
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La huelga contra las productoras de Hollywood recrudeció en las semanas previas a la gran gala, como resistencia a las pretensiones de las productoras de ahorrar millones de dólares en el pago de honorarios para los autores. Estos saben que es una batalla perdida pero que igual deben presentar resistencia, porque algo pueden ganar en la disputa por ahora sin salida a la vista. La inteligencia artificial (IA) llegó para quedarse como ocurrió hace dos siglos en la puja entre los artesanos de textiles y los telares mecánicos que dieron marco a la Revolución Industrial inglesa. Los huelguistas lo saben y lo en verdad importante es la dimensión que tomará el cambio de relación entre la oferta tecnológica y los autores que, a diferencia de los actores, son el centro de la disputa por ahora en abierta confrontación. Habrá que aguzar el talento para asegurar la inevitable convivencia, aunque esta aparezca esquiva y nada haga pensar aún en la posibilidad de acuerdos que contenten a las partes.
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En la antesala, el filme del artefacto de destrucción masiva tuvo las mayores nominaciones para alcanzar la estatuilla, 13, incluidos los rubros principales y los complementarios. Le siguió en esa lista de privilegios “Pobres criaturas” y la tercera fue el trabajo sobre lo étnico: “Los Asesinos de la luna”. También esta con un elenco estelar, que integran Leonardo di Caprio, Robert de Niro, entre otros, bajo la dirección de Martin Scorsese, nada menos. En el Bafta del 18 de febrero ya había barrido “Oppenheimer”, pues se alzó con los premios a mejor película, dirección y actor protagonista, este último recayó en Cillian Murphy. En la gala londinense también Emma Stone obtuvo el premio a mejor actriz, por su participación en “Pobres criaturas”. El Bafta siempre ha sido considerado como la premiación más cercana a lo que pueda decidir la Academia de California y es por ello que vale poner de relieve tales antecedentes. Así, en un mundo con tensiones internacionales cada vez mayores, la amenaza nuclear asoma de nuevo.
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El trabajo ganador alcanzó de manera holgada la estatuilla a mejor película, mejor director, mejor actor principal y de reparto, este para Robert Downey Jr.; eso además de los complementarios, tales como mejor montaje, banda sonora y fotografía. Emma Stone se alzó con la estatuilla dorada a mejor actriz, por su participación en “Pobres criaturas”, además de producción, vestuario, maquillaje y peluquería. Estos, debe reiterarse, son una suma que forma parte de la relación de consuelo. Una gran sorpresa, reconfortante, fue el premio entregado a Da´ Vine Joy Randolph por “Los que se que se quedan”. Ella es una actriz y cantante norteamericana que alcanza la estatuilla en la primera nominación, aunque luego de una larga trayectoria en los escenarios. También había alcanzado el mismo premio estelar en el aludido Bafta de Londres. En la suma, la gala del Teatro Dolby, en Los Angeles, ha dejado sabores y sinsabores porque no todo el mundo queda conforme con la sucesión de premios a un trabajo que, entre líneas, exalta la guerra y el horno nuclear (aresprensa).
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VÍNCULO : SIN NOVEDAD EN EL OSCAR 95
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