SIN NOVEDAD EN EL OSCAR 95
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PATRIMONIOS CULTURALES  //  CINE Y ARTES ESCÉNICAS  //  Publicado el 14 de marzo 2023  //  22.15 hs., en Bogotá D.C. 

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SIN NOVEDAD EN EL OSCAR 95

Ganó este año como mejor película una buena realización y los pronósticos se acercaron bastante a lo que ocurrió, sin sorpresas, al menos en lo que hace a ese rubro principal. En planos relacionados pero externos a lo que fue la gala de este 2023 apareció el descenso continuado del interés por seguir la premiación en televisión. Valga decir que hace dos años, en plena pandemia, ese interés marcó un descenso del 58 por ciento respecto al año anterior. También queda enmarcado en esta edición 95 de la premiación el rechazo de los organizadores a que el presidente Volodymyr Zelensky repitiera la presentación para hablar de la guerra en su país. Algo que sí se aceptó en Cannes y en la reciente Berlinale. No quisieron los de la Academia inmiscuirse en el hecho político y trágico de mayor relevancia en el mundo, pero eso no significa que Hollywood sea neutral al respecto y la historia de la premiación lo reafirma. Los temas étnicos y de género, al igual que la política local no escapan a la óptica y los sesgos de quienes integran la señalada agremiación del llamado séptimo arte de los Estados Unidos. Si hubiese dudas al respecto, pregúntenle sobre esto al ex presidente Donald Trump o el mismo Barack Obama, en su tiempo. Sesgo a favor de uno y en contra de otro. Esto también ha sido razón de los castigos que impone el rating.

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Por ahora y como continuidad de lo dicho apareció en esta edición la alusión a la guerra y los sufrimientos en los individuos que la han padecido, como resulta de interpretar la trama del impulsado remake alemán “Sin Novedad en el frente”. Una obra que en su resumen señala que la muerte de un soldado en el instante antes de que se produzca el alto el fuego no pesa en la estadística de las fatalidades propias de la confrontación. El sacrificio de un soldado no es una novedad, entre tantos que caen, tal como es lo que sucede en este preciso instante sobre territorio ucraniano.  Esta película tuvo nueve nominaciones incluidas la apuesta a mejor película a secas y mejor película en lengua no inglesa. Fue una favorita y ganó cuatro Oscar, entre ellos el que correspondía a lo hecho en cine fuera de los Estados Unidos. Los votos de la Academia favorecieron a la película alemana en una alusión indirecta a lo que ocurre de nuevo en Europa y logró marginar a otra que disputaba el premio áureo y al tiempo que, también, hace referencia a la humana violencia.

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La desahuciada en este renglón fue “Argentina 1985”, más allá de que hubiese otros nominados obvios, fue la realización que protagonizó Ricardo Darín, aquel que ya había ostentado el principal papel por la ganadora “El Secreto de sus ojos”, allá por el 2010. La que ganó como mejor película fue “Todo en todas partes al mismo tiempo”, que había superado en nominaciones incluso a la alemana: once. Fue favorita entre favoritas y por eso no hubo sorpresas al respecto. Esta es una película que desde marzo del año pasado vino aupada por los elogios de la crítica, entre otros detalles no menos importantes como el de un buen registro de taquilla. Une en su argumentación la ciencia ficción, el drama, el absurdo y la comedia. Tuvo seis nominaciones al Globo de oro, pero no tanta relevancia en réditos como lo alcanzado en el Oscar, pues apenas obtuvo el globo a mejor actriz entre los importantes. Un detalle que prueba una vez más que no siempre las galas previas a lo que define la Academia son un buen pronóstico para prever cuál será la decisión, en lo que hace los mayores galardones.

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No siempre, pero a veces sí, porque al igual a lo ocurrido en los globos de este año, Michelle Yeoh, también se alzó con el premio a mejor actriz. Venció en este caso a la reconocida Cate Blanchett, que competía con su protagonismo en “Tár”. El premio a mejor actor se lo llevó Brendan Fraser por su estelar protagónico en “La Ballena”. Una película con un argumento que debe ser considerado fuera de serie y un rol principal que juega a ser una suerte de antihéroe, en escenario cerrado, confinado a un giro de cámara dentro de una habitación. Es necesario ser un bien pensante para asimilar el desarrollo de esta historia y el personaje central de la misma. Dejó al margen a la interpretación de Austin Butler, en “Elvis” y a Collin Farrell con su protagónico en “Los Espíritus de la isla”. La gran fruta que aparece como corolario de este postre anual en las pujas internacionales de la industria del cine, lo recogió el director de la mejor película, Dan Kwan, quien también obtuvo con su labor este reconocimiento sobresaliente.

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En total, este trabajo de Kwan se alzó con siete estatuillas y debería ser considerado como el mejor posicionado en reconocimientos, evidentes en la edición del Oscar de este año, al menos en números que reúnen los lauros principales y los rubros menores, si así se pudiese decir, porque un Oscar, aunque sea en menciones menores, siempre será un Oscar. Dos de ellos fueron para la mejor actriz y actor de reparto, Stephanie Hsu y Qe Huy Quan. Este último es un caso curioso, apareció en pantalla hace cuatro décadas como un niño en los años 80 y en dos películas. Una de ellas fue “Indiana Jones y el templo maldito”, que tuvo a Harrison Ford como protagonista. Este artista, Quan, nacido en Viet Nam, se fue apagando luego en papeles menores hasta alumbrar el nuevo siglo y se alejó después de las pantallas y la vida de luminarias en un voluntario retiro. Reapareció ahora en la película del “todo” para alzarse con un Oscar. Al margen de las dos películas con mejor rédito, esta y la alemana que sacó de competencia a la argentina de Darin, es justo mencionar a Guillermo del Toro.

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Fueron ellos los dos iberoamericanos que estuvieron en las letras más destacadas de las luminarias en esta versión del Oscar, que marca el lustro que queda para que las ceremonias consagratorias lleguen al centenario. El mexicano junto con otros asociados en su trabajo, tuvo su premio a mejor película de animación por “Pinocchio”. Para redondear esta básica reflexión sobre lo que pasó hace dos días en California, es necesario decir que la obra germana, ganadora por buena que sea y lo es, no pasa de ser un refrito. Esta es la tercera versión del libro de Erich María Remarque hecho película sobre la desgracia de la guerra ocurrida en Europa a inicios del siglo pasado. Es demasiado, y debe reiterarse que la decisión pone un paréntesis a decisiones como esta de la Academia, porque no es la primera vez en la que lo ideológico se impone por encima de la estética y de la justicia necesaria y suficiente. Para los sesgos es mejor ser directos. y en tal caso hubiese sido mejor dejar hablar a Zelensky, quien también tiene presencia escénica reconocida (aresprensa).  

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VÍNCULO : BERLINALE 73, YA ES HISTORIA

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