MUCHAS RAREZAS, MUCHAS SORPRESAS |
ÓRBITA FÚTBOL // MUNDIAL CATAR 2022 // Publicado el 23 de diciembre de 2022 // 15.15 horas, en Bogotá D.C.
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Ganó la Argentina su tercer campeonato mundial, ansiado y frustrado durante casi 4 décadas. Lo alcanzó de manera forzada, a tropezones y con las consabidas polémicas en contra de estos que alcanzaron el máximo galardón. Al fin y al cabo son argentinos y eso siempre los dejará en el torbellino de las alabanzas al tiempo que de las descalificaciones que nunca faltarán para ellos. Pero se trata de un triunfo inobjetable que deja por debajo las discusiones excluyentes y el homenaje fuera de tono. Todo enmarcado en demasiadas alternativas imprevistas y algunas de ellas cuestionables en este mundial de Catar que apagó sus luces el domingo anterior. Lo repetido sucedió otra vez sin que deje de ser extraño: nadie pensaba que Alemania pudiese quedar de nuevo eliminada en la primera ronda. Tampoco había cálculos pesimistas para una España despedida de competencia por Marruecos y golpeada primero por un Japón empoderado. Menos incluso, estaban preparados para la despedida abrupta los propios españoles. Los mismos que de manera frecuente miran por encima del hombro a esos marroquíes ahora sorprendentes que están allí enfrente, en la otra orilla del Mediterráneo, y que sí pasaron las exigencias de la primera ronda.
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Los argentinos asombraron con un favoritismo previo y la decepción inmediata de una derrota inicial y fulminante ante los saudíes ninguneados y ahora con la aureola de haber derrotado al que después resultó propietario por un cuatrienio del trofeo mayor. Fue una final entre el campeón vigente hasta el 18 de diciembre y la Argentina, que lo doblegó en espasmos durante un duro partido y caminando sobre una cornisa que en dos ocasiones casi los dejó por fuera de un título que parecían tener asegurado durante muchos minutos dentro del tiempo reglamentario. Los africanos del Magreb tampoco pudieron asegurar un tercer lugar y no obstante es para ellos un orgullo el haber llegado tan alto, entre los cuatro mejores. Los croatas fueron segundos en el anterior mundial ruso pero ahora se quedaron terceros, a la cola de los franceses, que también bajaron un escalón al quedar subcampeones. Ese es la lógica con frecuencia sorprendente del fútbol y razón de su popularidad.
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Es apasionante lo que genera un certamen como este, quizá también por circunstancias como las que se apreciaron en un Mundial de evolución caprichosa, no siempre atado a la lógica lineal ni de manera estricta al sentido común, que suele ser como en este caso el menos común de los sentidos. Esos cuatro mejores que siguieron como huéspedes en la sede catarí, desde la semifinal, dejaron atrás no solo a los grandes elefantes señalados, también quedaron en el camino una Inglaterra que ansiaba con buenas posibilidades llegar a las dos últimas jornadas. Hubo un Brasil de Tité, encopetado de astros, que acompañó a la desahuciada Inglaterra. Demasiadas ilusiones al costado del camino en involución extraña. Nadie hubiese esperado que los croatas cortaran el camino de los brasileños pero sí que hubiesen sido los galos quienes dieran pasaje de vuelta anticipada a los ingleses. En la Final los dos que han sido campeones en igual número de oportunidades querían repetir lo obvio.
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Querían repetir, entre otras expectativas de igual volumen, para aproximarse a esa Alemania que tiene cuatro máximos logros mundialistas. En adición, querían acortar distancia con los desilusionados brasileños, que siguen en la punta de los mayores ganadores, con cinco premios mayores. Estaba claro que franceses tenían chances incuestionables para hacerse con la victoria culmen y alcanzar una tercera gloria consecutiva ante sus rivales sudamericanos. Pero ya no será lo mismo que sucedió en Moscú, cuando los azules del gallo en la pechera enfrentaron al equipo ajedrezado que definió ahora con los marroquíes ese importante tercer lugar de consolación. Bajó un peldaño Croacia y tiene la mayor gloria Marruecos, cualquiera hubiese sido el resultado del partido que se jugó el sábado pasado, un día antes de que argentinos y franceses definieran al campeón y los australes se instalasen en la gran lista histórica un escalón por debajo de los alemanes y a dos de los brasileños.
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Los germanos con cuatro campeonatos, uno por debajo del scratch también sudamericano que tiene cinco. Argentina pareció tener más hambre de gloria que los galos y lo demostró después de perder su primer enfrentamiento frente a una fuerte Arabia Saudita que puso en peligro no solo las apetencias argentinas hacia la búsqueda de su tercer título sino que conmovió toda la estantería táctica y estratégica de los rioplatenses que llegaron con favoritismo relativo, hasta alcanzar lo que pretendían desde hace tanto tiempo. Ese campanazo de alerta que fue la derrota argentina frente a los sauditas puso sobre la mesa una de las primeras sorpresas de este Mundial. Es cierto que los argentinos tenían mayor ansiedad pero eso era engañoso ante los franceses, quienes también llegaron a este punto con mérito sobrado y con la expectativa de un triunfo máximo consecutivo. Al fin y al cabo el único logro posible y reconocido para quien ya ha sido campeón mundial es repetir título y cualquier otra gloria en el mismo plano se torna irrelevante.
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Los franceses estuvieron a una pestaña de doblegar sin redención una valla argentina que apareció floja por momentos ante el ímpetu de los rivales y que no obstante tuvo al arquero Emiliano Dibu Martínez como el salvador de su equipo, no obstante el fusilamiento inmisericorde que le propinó la otra estrella de este campeonato el incuestionable Kylian Mbappé. Claro, en la suma el astro más brillante de la justa resultó ser Lionel Messi, quien al fin alcanzó el galardón que le faltaba en su carrera de casi dos décadas. Messi está en el ocaso de su parábola deportiva y el convertirse en nuevo campeón mundial aumenta la galería de los grandes sudamericanos que ya acariciaron ese logro, más allá de las discusiones sobre la grandeza de uno u otro. El triunfo, habla de un Messi prudente y con un incidente desconocido en él: el exabrupto ante los de Países Bajos, en otro partido que le amargó la vida a los argentinos. Esa fue otra curiosidad, pero que amerita reproche (aresprensa).
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VÍNCULO : MUNDIAL ENTRE PARÉNTESIS
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