MUNDIAL ENTRE PARÉNTESIS |
ÓRBITA FÚTBOL // MUNDIAL CATAR 2022 // Publicado el 18 de noviembre de 2022 // 15.10 horas, en Bogotá D.C.
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Dentro de unas pocas horas Catar, uno de esos extraños países del Medio Oriente partido entre sus tradiciones culturales y la modernización con un toque de Modernidad, abrirá durante casi un mes la caja de pandora de las alegrías y las tristezas, al ritmo de los resultados de partidos en un estrambótico Mundial que nació de la corrupción extrema, según afirman muchos con suficiencia de sospechas. Una corrupción que ya estaba asentada antes en las asociaciones del fútbol profesional internacional y que, seguro, no se interrumpirá dadas las fortunas que se mueven alrededor de esta industria deportiva y cultural. Ocurre que tal vez no vuelva a repetirse una degradación tan grande como la que dio origen a este certamen que cierra un año atribulado. Lo de Catar ha sido un paradigma de lo que fue y no debió ser, pero el dinero por debajo de la mesa desafía como ya se sabe incluso a la ley de la gravedad.
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Es de dominio común lo que sucedió casi contra natura para que el opulento y diminuto país alcanzara su propósito de apoderase de la sede, pero para no pocos pasa ahora inadvertido lo que ocurrió en la trama previa al respecto hace una década larga. En aquella tormenta global que desató la elección de Catar como sede de un Mundial de fútbol se puso en la mesa de las denuncias y quejas lo que ya se sabía de antemano: aquel país carecía de condiciones y tradición para emprender la gigantesca tarea de adecuar su infraestructura y condiciones generales como para hacer frente al desafío. Eso sí, tenía y seguirá teniendo los recursos suficientes para ganar no solo la localía del certamen que ahora se inicia sino para comprar las voluntades necesarias ante una oposición irrefutable en los papeles: Estados Unidos y Gran Bretaña, entre otros poderosos. Los cataríes lograron su propósito, así haya sido con maniobras opacas como las denunciadas.
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La borrasca dejó algunos bolsillos asegurados para el futuro y se llevó varias cabezas de la Fifa y de otras federaciones, en una conmoción que se extendió por todos los rincones. Eso incluyó a Iberoamérica. Algunos protagonistas del escándalo amplio aún purgan penas por sus culpas y los daños colaterales. Si bien las investigaciones sobre corrupción de la cúpula y cercanos a ellos en la organización del fútbol mundial marcaban registro desde la década de los años 90, el paso firme al respecto por parte del FBI se inició al despuntar la década pasada. Lo cierto además es que las componendas que le abrieron paso a Catar envenenaron de furia a los políticos norteamericanos que estaban detrás del mismo objetivo. Se dice que Bill Clinton entre ellos, y la respuesta fue la que quedó a la vista. No podía ser de otra manera puesto que la intrincada red de intercambio bancario y flujo universal de fondos tiene sus nodos principales en la nación desafiada en su hegemonía y aspiración.
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La contrarrespuesta de esa hegemonía puso en el banquillo de los tribunales de New York a varias de las cabezas relevantes de la Fifa, entre ellos quien fue su presidente, Joseph Blatter. Hubo además casi 4 decenas de personalidades del balompié internacional, uno de ellos un Michel Platini que alguna vez fue ídolo y presidente de la Uefa, acusados todos y muchos de ellos arrestados o suspendidos de sus cargos y separados de sus responsabilidades, así como también empresarios mediáticos comprometidos en la danza de coimas y prebendas. La caja de pandora que ahora se abre tiene entonces ese telón de fondo y vuelve a abrir la memoria de las otras cajas: la de la corrupción estructural y colosal al tiempo que la venganza de los norteamericanos prestos siempre a descubrir los crímenes de los otros. También debe señalarse, como se ve, que aquellas sombras tan distantes como presentes, persiguen sin solución de continuidad y ponen entre paréntesis la realización de la gran fiesta global.
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Esta descripción nada tiene que ver con cierto desinterés del mundo por el espectáculo deportivo sin parangones, que es el Mundial. Es aún imperceptible, pero la cantidad de televisores encendidos y los dispositivos móviles que ayudan al respecto ya no tienen las cifras de visualizaciones de hace pocos años y no se sabe aún con certeza cuáles son las razones de la deserción, pero está ocurriendo. Es una lástima que esos más de 800 jugadores bien pagados al tiempo que estrujados, que integran las 32 selecciones participantes vean reducido el premio de la atención universal por elemental desinterés La Fifa conoce bien el fenómeno y la propuesta, por ahora desechada, de convocar la cita cada dos años tiene que ver con esa arista de la crisis, que es concurrente con otras crisis que afectan al mundo por estos días. Allí no terminan las tribulaciones que han enmarcado al mundial de Catar desde la elección de la sede en el último año de la década pasada.
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El anfitrión pertenece a una cultura musulmana “light”, no tan cerrada como la de los vecinos sauditas e iraníes pero tampoco tan despojada de prejuicios culturales y también pugnacidades con las libertades de un Occidente, que aporta por estos días no solo el mayor número de selecciones participantes sino además la mayoría de los turistas que han llegado en avalancha al escenario catarí. Su modernización responde a la idea de abrir puertas y apropiar algo del hedonismo occidental de este tiempo al igual que parte de la riqueza que llega en el intercambio de los recursos energéticos por flujo de caja. Pero ello no significa que la “degradación” y el “pecado” que esas laxitudes traen aparejadas puedan ser aceptadas por gentes y un estado que siguen siendo conservadores y cruzados de manera transversal por el atavismo de las restricciones que dejó en esa zona del mundo la religión del Profeta. Las prohibiciones que imponen las fuerzas de seguridad cataríes ya se han puesto de manifiesto y en esta víspera de apertura aparecieron los previsibles problemas con los extranjeros (aresprensa).
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VÍNCULOS : AHÍ ESTÁN LOS CUATRO // TERMINAN LAS ELIMINATORIAS
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