IXEL 2021, MIXTURA DE «EXPERIENCIAS» |
HEDONISMO // MODA // Publicado el 20 de octubre de 2021 // 13.45 horas, en Bogotá D.C.
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La apertura paulatina de las actividades normales en diversos planos de lo social avanza con lentitud, a veces inadvertida, pero avanza. En el ámbito de la moda internacional, con sus pasarelas y presentaciones habituales, las actividades recomenzaron. En fecha reciente tuvo lugar la Semana de New York. Antes y en Colombia, se vio la convergencia anual en Medellín (Colombiamoda), la más importante del país. En cada punto hubo éxito y restricciones. La de Bogotá, que organiza la Cámara de Comercio local, quedó en espera a esta altura del año y la información al respecto es difusa. Fue lamentable lo que no ocurrió en la capital del país, pero allí estaba la organización de Cartagena para sacar adelante el Ixel 2021, que ya comenzó a dejar marca de importancia y así lo reiteró en el encuentro que culminó el viernes de la semana pasada. Es cierto que en eso de dejar marca ayuda mucho el escenario del encuentro, la emblemática ciudad del Caribe, algo que pesa y sin que sea necesario mover mucho las cosas de cualquier acontecimieto que allí suceda, porque lo que ocurre en esa histórica urbe ya tiene garantía de arranque en lo que hace a la proyección internacional. La cita dispuesta para la moda y el glamour tuvo el complemento de lo gastronómico para ampliar lo que debiera considerarse una fiesta de particular espesor cultural, en vísperas de la temporada de fin de año y como aporte al turismo que tiene en ese sitio, por sí mismo, a uno de los principales atractivos del país cafetero.
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A la cita asistieron unas mil personas, de diversas procedencias, y en buena medida los que viajaron para cumplir con el llamado lo hicieron desde distintos puntos del país anfitrión, complementados con quienes llegaron del exterior. Aún no se pueden batir tambores en lo que hace a recuperación pero el esfuerzo vale debido a que ya la mecha del restablecimieto de formas parciales de normalidad se encendió desde hace varios meses. Aquí se selló la versión décimo primera de esto que se ha llamado Congreso latinoamericano de moda. Cartagena convocó así a un saludable hedonismo, que ningún credo religioso podría condenar, y este encuentro reciente reúne todas las variables que componen esa opción vital, la del hedonismo, que es propia y sustantiva del proyecto moderno. Ese que hizo eclosión en coincidencia con el Renacimiento, porque también en aquel momento regerminó la idea de que el placer era posible como ética, asì como lo sugirió Epicuro en Grecia.
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Eso fue contemporáneo además con el surgimiento de la moda en el Viejo Mundo, esta como dinámica que no se agotó con el correr de los tiempos. Tampoco lo hizo la opción hedonista moderna. «Saber, pasión y placer» fue una de las frases distintivas de la organización de este encuentro y eso de manera intuitiva es transversal con los conceptos que pretenden dar una explicación válida al fenómeno del buen vestir, lucir y vivir en la construcción de la cultura occidental, desde hace cinco siglos. El experimento que se ha desarrollado en este evento anual une otro ángulo del placer: la gastronomía, esto es: como bien cultural. El proyecto moderno parafraseando la óptica de Pierre Bordieu considera, desde la concepción de habitus, que protegerse del frío o atenuar los rayos del sol, no es una necesidad de supervivencia, de la misma manera que tampoco lo es la ingesta de alimentos. Todas estas acciones son parte de un patrimonio que comunica las maneras de vincularse con el mundo y por el simple disfrute del vivir. Para el pensador francés todo esto es en realidad un conjunto de actos culturales.
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El punto no está limitado a determinados segmentos sociales sino que es generalizado como parte de la llamada «cultura de masas» y consumo. Al margen de las actividades presenciales, hubo en el llamado Congreso unas 15 mil visitas a las tres plataformas con las que se divulgaron las actividades por recurso
remoto. Las dinámicas vía zoom sumaron cerca de 4 mil visitas alrededor de conversatorios y conferencias que conformaron los escenarios académicos
previstos. Hubo en el desarrollo de la programación 70 presentaciones que articularon lo que hace a la moda en sentido estricto, en conjunto con el diseño de espacios, la artesanía, fotografía, artes plásticas y escénicas, sumado el broche atípico y disruptivo de la gastronomía. No tradicional en lo que hace a la moda, pero coherente con una concepción amplia de la cultura y la mixtura que exige la «experiencia»,
otra de las variables que se incluye en esta expresión amplia de la sensibilidad. En otra dimensión, esta opción de mezclar cosas que no siempre aparecen mixturadas, propia de la referida cultura de masas,
ya tuvo antecedentes en otros momentos históricos no tan lejanos. La Bauhaus en la Alemania de inicios del siglo XX y después de la Primera Guerra Mundial, es uno de ellos.
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De la misma manera, se ratificó en esta convergencia de Cartagena una tendencia que emerge y se huele en los diferentes escenarios de la creatiividad que exponen los diseñadores
colombianos: la intersección entre la artesanía local y el diseño moderno, que incorpora a los creadores locales en conexión con las corrientes internacionales y la rigurosidad de las exigencias
académicas, que es propia de quienes tienen formación al respecto. Una evidencia en tal sentido fue la colección que presentó el diseñador Juan Pablo Socarrás, quien se ha convertido
al tiempo en gestor social. Su colección «Magdalena» mostró lo alcanzado con el aporte de 122 artesanas que residen en diferentes sitios
del territorio nacional. Una labor colectiva de gran impacto porque es la síntesis de 38 emprendimientos de seis etnias y 10 años de experiencia en la conjunción de visiones y propuestas. Estas corresponden
a las colectividades ancestrales arhuaca, wiwa, wayuu, kankuana, embera katío y eperara siapidara.
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En este cuadro a la vista de quien quisiera verlo, los organizadores de Ixel 2021 o bien, «Congreso latinoamericano de moda» como es la extensa denominación oicial, realizaron el Tercer encuentro de industrias creativas, que es lo que también da sentido
a la articulación amplia de la programación y convocatoria. Lo que ahora se conoce como «economía naranja» ocupa un 3 por ciento del crecimiento en este país. La moda por su parte y
con su peso en el proceso, es el sector que lidera las exportaciones de las diversas industrias del sector. La sumatoria de la producción cultural y creativa le aportan al producto interno un 17 por ciento del total
de la economía. El número de «experiencias» realizadas durante los tres días programados fue de alrededor de un centenar, en la versión híbrida que exige aún la coyuntura
de riesgo pandémico. Un vocablo como ese de la experiencia para lo que no es otra cosa que un programa de actividades, no solo es atinado porque esa palabra desde Aristóteles es la forma primaria de aprender,
sino porque además en toda propuesta hedonista la experiencia es sinónimo de placer (aresprensa).
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VÍNCULO : MEDELLÍN, AJUSTE DE CUENTAS CON LA MODA
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