FERIA DE LAS FLORES RECORTADA
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HEDONISMO  //  TURISMO  //  Publicado el 26 de agosto de 2021  //  19.30 horas, en Bogotá  D.C.

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Recortada en su programación pero no en su contorno de entusiasmo, se realizó la Feria de las Flores de Medellín. Son esas flores como materia prima de la fiesta las que permiten el brillo de la celebración, a pesar de las limitaciones vigentes. Son ese producto multicolor que producen los campesinos que residen en faldeos y uno de los sectores cercanos a la ciudad. Es esta una celebración de firme arraigo en la cultura «paisa», el gentilicio por el que se reconoce a la gente del departamento de Antioquia y de su capital, en plena montaña del centro de Colombia. Fue lamentable que en el espectáculo final del domingo anterior se hubiesen presentado contradicciones entre la programación y el despliegue de esas previsiones por parte de la administración oficial, lo que provocó quejas de algunos integrantes del alma de la convocatoria: los silleteros. Lo cierto es que tal convocatoria tuvo buena recepción de propios y visitantes, lo que era previsible no obstante los recortes ordenados por la autoridad sanitaria y efectuados por los ejecutores de las mismas.

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Hubo espectáculos tradicionales que no se realizaron por las mismas razones, uno de ellos fue el desfile de autos clásicos y antiguos. De igual manera la marcha de los silleteros debió efectuarse en un espacio cerrado, aunque de grandes dimensiones como lo es el estadio Atanasio Girardot, destinado en tiempos mejores a las fiestas deportivas. Eso también implicó una restricción del aforo de espectadores que, cuando se realiza por las calles de Medellin como es costumbre, tiene una participación multitudinaria de público. Los hoteles de la metrópoli antioqueña llenaron cupo en un 70 por ciento, con motivo de la festividad. Casi 15 mil entusiastas locales y foráneos se congregaron el punto restringido del desfile, como acto principal. Hubo 28 escenarios en diferentes puntos de la capital antioqueña para diferentes espectáculos en los que intervinieron más de 3 mil artistas. El número de delitos en la urbe y los incidentes se redujeron de manera drástica, según el informe de la autoridad municipal. El empeño de unos y otros sacó la voluntad contenida por el asedio de la peste que golpeó de manera fuerte al país andino.

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Medellín estuvo en la lista como uno de los grandes centros de impacto del enemigo invisible. Pero el avance de la vacunación masiva que comenzó tarde pero que avanza, permitió un despliegue como este y un despertar cada vez más intenso de la actividad habitual, que estuvo detenida al comienzo del retroceso y semidetenida casi hasta fines del año anterior. Por el momento el país se aproxima al 60 por ciento de vacunados, entre primera y segunda dosis. Medellín por su lado, tendría cubierto un 50 por ciento en el proceso de aplicación del biológico inmunizante, al menos en primera dosis. Se espera que hacia el fin del corriente año e inicios del 2022 ya sea posible hablar en Colombia de la llamada «inmunidad de rebaño». Las cifras aproximadas al respecto son oficiales y sujetas a controversia. Si el desarrollo de la pandemia sigue en declive y las mutaciones del virus no dan mayores sorpresas diferentes a las que ya dio, todos esperan que celebraciones masivas como lo es esta feria de las flores, puedan desarrollarse en la próxima versión con todo el marco y participación que se le conoce. No es la única celebración de este nivel de convocatoria que tuvo este año restricciones. Algo similar ocurrió en Medellin con la reciente Colombiamoda.

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No obstante, ambas se llevaron a cabo y esta festividad alrededor de las flores parece cerrar un ciclo sombrío como es el que se transitó durante el bache cuyo ciclo arrancó en marzo de 2020. Aunque es obvio que las precauciones y prevenciones se mantienen, las actividades en general abren o se entreabren mientras se mantienen las alarmas generales. El optimismo crece y se recupera la alegría de la vida en la que el simbolismo de las flores juega un importante rol. Una de las restricciones determinadas fue la de cerrar el acceso a las diferentes actividades a quienes no pudiesen demostrar que estaban vacunados. La quita del desfile de automóviles estuvo vinculada también a las precauciones por la circulación del virus que, en retirada, sigue presente. Todo lo anterior dentro de un panorama que señalaba en Antioquia y en sincronía con el desarrollo de la fiesta, una cifra cercana a los setecientos mil infectados recuperados por la asistencia en salud pública. La contención debió ejercerse sobre los mayores de 40 años, en el supuesto que para estas fechas las personas con esos rangos de edad ya debían estar vacunados con ambas dosis.

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Hubo otros frenos de acceso al público, como fue el cierre de la vía a Santa Helena, en las cercanías de Medellín, el centro emblemático de la acttividad silletera, en su etapa preparatoria . Ese punto geográfico es considerado el alma de la tradición del cultivo y de la misma celebración florista. En la ocasión, las autoridades cerraron el camino de llegada a la localidad, tanto para turistas como para los paisas, siempre orgullos de esa tradición que ya ha superado de manera amplia el medio siglo. Lo habitual es que cuando llega el momento del desfile participen de la marcha unos 500 campesinos con el aperaje artesanal propio de la silleta, como implemento de carga sobre la espalda. Así ocurrió ahora. En esa caminata a la vista de todos se presentan artesanos silleteros de todas la edades, sin excluir a los niños, quienes tienen un segmento especial en la celebración. La silleta repleta de diferentes tipos de flores se carga sobre la espalda, en relacion de una pieza por individuo, sin distingos de género. También en tiempos sin sobresaltos entre 20 y 30 mil visitantes convergen hacia Medellín para disfrutar del espectáculo mayor.

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Santa Helena concentra unas 15 fincas donde sus residentes se ocupan del oficio alrededor de las flores y de la fiesta. Las visitas, frustradas en esta oportunidad, se realizan mediante recorridas que permiten observar en presencia la elaboración de los arreglos y los cultivos que serán la carga principal de la silleta. Como puede suponerse, los tipos de flores son diversos: claveles, lirios, crisantemos, orquídeas y girasoles, entre otros de la variada flora tropical y de la incorporada. Uno de los secretos dentro de la variedad de la carga es la disposición de las flores y las leyendas que se agregan, a veces alusivas a la actualidad o también a personajes, reclamos metafísicos y alusiones a veces irónicas a diferentes figuras o líderes. También a situaciones de coyuntura importantes, como lo fue en su momento el proceso de silenciamiento de armas que protagonizaron el gobierno del país y la agrupación subversiva Farc. Los adornos exhibidos se premian en el cierre de los desfiles dentro de categorías diversas para apostar a los reconocimientos. El ganador absoluto del año que corre, Luis Felipe Londoño, cargó en sus espaldas 90 kilos de la colorida encomienda dentro de la categoría Artística, que simbolizó la «fuerza, la fe y el amor», contra la advesidad.

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La consigna con la que el agricultor y artesano ganador del premio mayor participó del desfile cerrado, dice de manera elíptica de la actitud colectiva dispuesta para enfrentar la tragedia extensa que azotó al mundo y, claro, también al entorno inmediato de diferentes maneras. Fue un llamado a no dejarse doblegar por aquello que golpea y es de difícil control tal como aún lo es la pandemia en reflujo. Los peligros permanecen y todavía no se sabe cómo impactará la cepa delta del virus y otras posibles, pero los silleteros dijeron en simbolismo que no es posible dejarse aplastar. En la rendición de cuentas las cosas resultaron positivas, según el arqueo oficial: unos 30 millones de dólares dejaron visitantes y parroquianos en los diferentes negocios -en su mayoría pequeños y medianos- que se articulan alrededor de la festividad anual. Los hoteles, exhautos por el largo receso, también recibieron una bocanada de aire en recursos. Otro tanto correspondió a los protagonistas de las silletas quienes recogieron una porción de esos frutos. La llamada llevó a Medellín a más de 27 mil turistas, unos dos tercios de ellos desde el exterior. El optimismo represado debía concretarse en buenas cuentas y réditos (aresprensa).

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