VUELVE EXPOARTESANÍAS |
PATRIMONIOS CULTURALES // ARTES VISUALES // Publicado el 30 de noviembre de 2021 // 20.45 horas, en Bogotá D.C.
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Regresa con el soporte de un alivio relativo frente a lo sucedido en el mundo en los casi dos años previos, la reunión amplia de Expoartesanías que estará de nuevo en el espacio y en el tiempo que le correspondió desde el inicio y en el que fundamentó su existencia así como su credibilidad y arraigo. Es el corolario de las ferias presenciales de este año en Colombia, también como la ha sido durante más de tres décadas. No se espera que tenga la multiplicidad de actividades que por tradicion congrega este encuentro que cierra el ciclo anual, pero es válido el retorno como señal de esperanza para todos y para quienes tienen que ver con estas labores de rescate y relieve para las tradiciones culturales del país anfitrión y de quienes llegan con su produccion raizal desde otras partes del planeta. Ahora, esas presencias del exterior llegarían con justificadas ausencias debido a que la situación de normalidad aún no se extiende en plenitud. Es la edición 31 de esta Feria y se realizará también en el recinto de siempre: Corferias, al occidente de la capital colombina. Se ha previsto que lleguen a la cita unos 650 expositores del país y de algunos otros puntos del exterrior. El famoso «sombrero vueltiao» es una de las artesanías que nunca está ausente en este encuentro. Este elemento original tiene lo que se denomina «denominación de origen» para protección contra imitaciones, entre otras conminaciones para el respeto, sobre todo las realizadas en la China.
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Es pertinente recordar que con este tipo de convergencias se pretende hacer real el logro de propósitos que están más allá de un voluntarismo por el
rescate de tradiciones culturales, a veces en riesgo de desaparición. Si se mantiene el esfuerzo generalizado por restablecer las actividades productivas que sostienen la capacidad de la sociedad para salir adelante,
eso es de importancia mayor para comunidades que han sufrido y algunas que aún sufren, formas de discriminación no solo por razones de distancia territorial de los grandes centros urbanos sino por otras razones.
Entre ellas la marginalidad histórica y la de los conflictos que han azotado al país por décadas. Unido a esto también han existido motivaciones de atraso que incluye el educativo, lo que en conjunto
y por mucho tiempo generó un vacío de políticas y acciones destinadas a promover la disolución de asimetrías sobre importantes sectores y etnias. Grupos sociales que tenían la condición
de ciudadanos pero tan solo en términos nominales porque la naturaleza de la postergación provocada impedía una ciudadanía plena para el ejercicio de sus derechos.
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Las políticas implementadas en las últimas décadas y bajo diferentes gobiernos, con distintos sellos de visión, han permitido articular al menos parte
de los saberes preexistentes de esos grupos de población que a través de sus artesanías muestran el tejido cultural como patrimonio acumulado a través de generaciones. No ha sido solo eso en el
interés oficial por estimular el trabajo de estos grupos de población, también se ha intervenido con el ingrediente pedagógico y didáctico, que permite vincular lo preexistente, que permanece
como uso y costumbre, con nuevas tecnologías e ingredientes de diseño y factura. Eso permite la ubicación de lo objetos en nichos de interés internacional. Elementos agregados como la búsqueda
de protección y reconocimiento legal de marca, entre otros aspectos que se enmarcan en la legitimación de origen, también han aportado al esfuerzo que enlazan tanto al hacer del Estado como de entidades
educativas, así como también el aporte de diseñadoreres consagrados. Una suerte de sistema que trató con éxito de hacer sinergia entre lo que habían sido polos distantes del hacer cultural.
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Ha sido una labor en conjunto con entidades como Artesanías de Colombia, Procolombia y otras entidades, tanto del Estado como privadas. El escenario ferial en el que se
exhibe la producción artesanal no solo incluye objetos, sino elementos de puro simbolismo como los espectáculos vinculados con raíces folclóricas o la gastronomía, en conjunto con lo despliegues
de diseño y moda. En la ocasión, las diferentes muestras proyectan realizar una oferta patrimonial realizada en tiempos y procesos de confinamiento obligado por los paréntesis que impusieron las condiciones
de salud pública. La gerente de Artesanías de Colombia, Ana María Fríes, ha señalado que en estos dos años de restricciones la entidad hizo acompañamiento a las comunidades
de artesanos en las diferentes programaciones pedagógicas y de acompañamiento, con soportes tecnológicos que permitieron llevar adelante los talleres virtuales y la aplicación de cartillas digitales,
que en otras circunstancias deberían apoyarse en la presencialidad. El resultado del esfuerzo redoblado es lo que se verá en esta edición ferial dedicada a las artesanías.
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Los responsables del evento han señalado que la asistencia abierta se realizará con las precauciones que disponen los protocolos de seguridad vigente, un detalle
de importancia vertebral porque tal como ya se indicó, las alertas frente a la plaga continúan y se trata este de un encuentro masivo y de largo recorrido por los diferentes estands de exhibición. El despliegue
de las piezas que se expondrán tendrá como complemento, entre otro apectos novedosos, un espacio al aire libre llamado «cocina a cielo abierto» en el que se centralizará la propuesta gastronómica
de sabores regionales, tan variados en el marco de un país tropical con diferentes pisos términos y una geografía quebrada por montañas y tapizada de diferentes selvas y forestas, además
de costas hacia los dos grandes océanos del planeta. Todo esto sumado a los trabajos múltiples en joyería y bisutería, producción de objetos que, para el caso, suele no apartarse de la
memoria artesanal. El amplio calendario se realizará entre el 7 y el 20 de diciembre, víspera de una Navidad que cierra el año 2021.
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Una de las artesanías, entre otras, que tuvo y tiene una presencia especial en este encuentro final de diciembre, en Bogotá, es el famoso sombrero «vueltiao»,
elaborado en el norte del país, en las sabanas que se extienden sobre regiones de Córdoba y Sucre, antes de llegar al mar Caribe. Es elaborado por comunidades indígenas zenú, y hecho de forma integral
con fibra vegetal. Su fama no surgió de las muestras en Expoartesanías, pero allí es uno de los objetos que despierta especial atracción, en especial entre los turistas extranjeros. Es lo que cubre
la cabeza de los bailadores de cumbia y ha estado presente en no pocas películas, entre ellas «Encanto», estrenada en fecha reciente. Allí se expone el folclore y las costumbres raizales colombianas. El material utilizado en la elaboración del sombrero
es el hilo de la llamada «caña flecha» que se trenza en número impar de cruces conocidos como «ripias». Sobre la superficie del tejido aparecen figuras evocativas, con frecuencia de animales
de la región donde se produce la pieza (aresprensa).
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VÍNCULO : ARTBO, EN TRANSICIÓN // MAGIA DE LA IRACA
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