ACTUALIDAD  //  Publicado el 30 de julio de 2024  //  18.30 horas, en Bogotá D.C.

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La opinión internacional debió tener más desconfianza en la etapa previa a las elecciones del domingo 28 de julio. Fueron pocos los que entendían, contra todo antecedente, que la dictadura de Miraflores no tendría empacho en burlar la voluntad de los venezolanos, tal como en efecto ocurrió. Las irregularidades brotaron antes y durante la jornada en que se desarrolló el proceso definitivo en el que al final de una noche de nerviosismo y sobre la madrugada del lunes, se dio como vencedor a Nicolás Maduro. Ahora varias personalidades extranjeras, entre ellas el ex presidente colombiano Andrés Pastrana, afirman que en Venezuela hubo un verdadero “golpe de Estado”. No es para menos, porque los jefes de los uniformados en sus diferentes cuerpos, con el general Padrino a la cabeza, han aceptado y hecho caso omiso a la irregularidad del proceso y, pocos días antes, el dictador había señalado en discurso público que las fuerzas armadas del país “son chavistas”. En otras palabras, los cuerpos de defensa y seguridad dependerían de un partido, el de gobierno. En ese caso aceptan ser una milicia, una suerte de remedo tropical de las alemanas SS *, no un ejército que responde a un orden institucional democrático pleno, tal como debiera ocurrir en cualquier democracia que pueda considerada como tal. Una relación que convirtió desde hace más de dos décadas a Venezuela en una vulgar republiqueta bananera. Eso fue Anastasio Somoza en Nicaragua y lo es ahora Daniel Ortega. Igual vale el remedo para el dominicano Rafael Leónidas Trujillo, en la Dominicana o el panameño Manuel Antonio Noriega. Maduro va en camino de ser valorado por la historia como el peor en esa lista proterva.
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Escribe: Rubén HIDALGO
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Casi un millón de venezolanos han esperado los resultados definitivos de este proceso para decidir si sumarse o no a la descomunal migración que ya desangra al país en su recurso humano, para aumentar la lista de los casi 8 millones de sus compatriotas esparcidos por el mundo, en especial en la región iberoamericana, América del norte y Europa. Es la diáspora más numerosa de Occidente en las últimas décadas. Número alucinante para un país que no sufre la guerra y es una masa humana superior incluso a la de Ucrania y de un Medio Oriente envueltos todos en graves conflictos. Es también una bofetada propinada al discurso progresista de la izquierda continental. La huida del hundimiento del país caribeño no solo es masiva y disruptiva, además muestra el talante y el desprecio de los voceros y miembros de estos regímenes por su propia gente. No han faltado voces en Iberoamérica que persisten en sostener el apoyo a las tesis terraplanistas de la dictadura.
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Al margen de lo anterior y como evidencia del drama que podría profundizarse con extensiones a los demás países de la región, también está allí el agregado de la desesperanza aprendida de la población víctima en lo profundo interior de las fronteras venezolanas **. La categoría antropológica y ética de esa forma de desaliento y resignación colectivas ya está presente en esa sociedad. Se agravó después de las trágicas jornadas de resistencia acaecidas a mediados de la década pasada (2014-2017), cuando el régimen de Maduro mostró su talante criminal en la represión. La que dejó un número suficiente de muertos y desaparecidos como para que parte de los representantes de la satrapía quedaran sub judice de los tribunales internacionales, incluido el cabecilla de la asociación ilícita, Nicolás Maduro. En efecto, quien se ha proclamado presidente reelecto cuando aún se extiende el repudio de los gobiernos y de la opinión mundial, no tienen vía libre para viajar por fuera de su feudo pues podrían ser capturados.
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La etapa previa a la jornada electoral y como era previsible, estuvo plagada de ilegalidad. Persecución en las calles, toma de rehenes con encierro y torturas a representantes de la oposición, en una lista de aberraciones más extensa, que no excluyó un atentado contra la cabeza de la oposición, María Corina Machado. Un amplio y acostumbrado menú de consecuencias en la amenaza y acción para quienes han impugnado por años a la dictadura. Las críticas y señalamientos al respecto no le importan a la satrapía que burla y esquiva incluso los acuerdos a los que llega con la comunidad internacional. El último acordado en Barbados, el cual tuvo como resultado una nueva cachetada a los garantes del proceso y a la comunidad internacional. A quienes ocupan Miraflores y a sus secuaces no solo no les importan las consecuencias de las expresiones públicas, vociferadas en las últimas semanas. Es normal que redoblen la apuesta. Pero también eso podría ser aparente, pues los responsables saben que para ellos lo que viene podría ser oscuro.
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En los últimos meses los protagonistas y causantes del drama venezolano hacen como que tampoco les preocupa la deriva que pueda tener el asedio de la verdad sobre el régimen, aunque se sabe que sí genera en ellos ansiedad encubierta, pero evidente. Mayor preocupación impacta en quienes los apoyan desde otros espacios del plano internacional. Si cayese el chavismo que hoy encarna Nicolás Maduro como cabeza sufrirían un golpe quienes tienen intereses geopolíticos explícitos y un entramado de negocios grises, construidos con ese respaldo a lo largo de estas décadas. En esa ominosa lista del continente americano están Nicaragua, Cuba y una parte de quienes disputan poder en Bolivia. No solo están allí los nombrados, también figuran Rusia, China e Irán en el ámbito mundial. Hay otros crímenes que no pueden dejarse de lado. A inicios del año se produjo en Chile el asesinato novelesco de un perseguido por el régimen ***. Sea una muerte física y directa o una muerte civil por proscripción, igual hay una mano criminal causante.
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Hay en el interior del estado caribeño unos 800 mil niños al cuidado de acudientes. Sus padres debieron dejarlos para buscar ingresos afuera. En general son entradas siempre precarias, aun siendo mayores a lo que puedan esperar en su patria. Si de una Siria todavía en guerra huyeron unos 5 millones de migrantes queda poco para decir con la salida de casi 8 millones de venezolanos. Las cifras del desastre y la tragedia se incrementan cuando se conocen datos como los que dieron las Naciones Unidas en lo que hace a las consecuencias de la represión. En tanto, el producto interno bruto ha caído un 70 por ciento en las décadas de chavismo. La producción petrolera cayó un 80 por ciento en el mismo lapso. Sumado a esto la inflación acumulada abulta una cifra de dos millones porcentuales en el señalado tiempo. El salario mínimo bajó a un 98 en idéntico tramo temporal (de 200 a 5 dólares máximo), la educación ha visto desertar a más de 100 mil maestros ****. Habrá más de estas cifras descomunales si la tiranía se mantiene (aresprensa).
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* Las Schutzstaffel fueron una entidad paramilitar que como milicia creada durante el Tercer Reich respondía solo a las órdenes de Adolf Hitler y de su jefe directo, Heinrich Himmler. La Wehrmacht, al menos en los papeles, fue la fuerza armada del Estado alemán en el periodo señalado.
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** La desesperanza aprendida es la actitud pasiva frente a la agresión que como tecnicismo acuñó el teórico Martin Seligman.
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*** Se trata del teniente en retiro de la Ronald Ojeda, quien fue secuestrado en su residencia y asesinado en las afueras de Santiago. Véase de esta Agencia: “Maduro y un largo brazo”.
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**** Véase: Youtube / La Nación. "Los números de la devastación tras 25 años" (26 de julio de 2024)
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VÍNCULOS : MADURO Y UN LARGO BRAZO  //  ARGENTINA, DEMASIADOS LOCOS SUELTOS
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