PATRIMONIOS CULTURALES  //  ARTES VISUALES  //  Publicado el 22 de abril de 2023  //  17.00 horas, en Bogotá D.C.

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Catherine Léost es una de las cabezas visibles de la sala de arte conocida como La Galería. El espacio está abierto al público desde hace casi dos décadas y se encuentra ubicado en la zona de Chapinero, en el norte de la ciudad. Sector urbano muy cercano al barrio de San Felipe, en Bogotá. Este último convertido en las dos últimas décadas en uno de los principales centros de propuestas de arte visual dentro de la gran urbe que es la capital andina.  Una treintena de galerías y espacios alternos se reúnen en ese sector extenso, los que han brindado mayor visibilidad a un espacio citadino tradicional. En su consideración particular, Léost entiende que arte no es equivalente a decoración y la traducción de esa diferencia, resulta ser diametral para abordar la naturaleza de lo que hace el artista. Un choque de criterios que no es solo conceptual sino de una mentalidad y una visión de mundo, pero que para la consideración poco avisada puede pasar inadvertida.  Léost considera que es necesario valorar para acceder a una pieza de arte y tal relación no puede vincularse con el hecho mecánico y superficial de poner un sofá u otro mueble en una sala. No es lo único, pues también Léost considera que sostener y proyectar la obra de un artista por la sola valía simbólica de su trabajo convierte a la misma galería en un proyecto de vida. Afirma también que lo mejor sería no tener que vender arte, pero que el mercado es necesario para la supervivencia de quienes aportan el esfuerzo y para que la creación sea permanente, así como también autosostenible.

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Entrevista: Martha Liliana ROMERO

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La galerista entiende que todas las miradas son posibles en el momento de abordar el arte. Desde la mirada del artista, al que lo aprecia en el sentido más simple del vocablo y el que lo jerarquiza por su valor estético. También debe sumarse a ese enfoque extenso el que accede al arte por los valores de intercambio. ¿Cómo se vinculan visiones tan diferenciadas?

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El centro de las miradas es la misma obra y las perspectivas pueden convivir de manera compleja. Lo más simple podría ser el criterio decorativo -describe Léost- otros valoran por lo estético, pero en general considero que todas las miradas son válidas, porque cada una de ellas podría relacionarse con las diferentes rupturas que ha tenido la historia del arte.

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Abrir al mundo las propuestas que lanzan los artistas a través de esos puntos de proyección que son las galerías, entre otras posibilidades de visibilización, es un esfuerzo que requiere inversiones. Ahí está parte de la razón para entender el porqué de la obra de arte como valor de cambio. Es decir, como producto estético sometido a las relaciones del mercado. ¿Cuál es la potencialidad de las ferias de arte, como Artbo por ejemplo, para aportar al esfuerzo de apuntar al mundo?

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Las ferias propician la construcción de vínculos que de otra forma ni siquiera la tecnología, que es otra gran ayuda, podría establecer -asegura la galerista- pero la presencia en una feria requiere de un esfuerzo grande. Nosotros asistimos a la feria de Bogotá desde su inicio y ha sido un largo camino. No siempre el estar presentes significa el hacer buenos negocios, pero por encima de los cálculos está la intención de hacer conocer a los artistas que representamos.

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En las dinámicas del arte y de la manera como se vincula al público con el artista, hay un protagonista demasiado importante en la articulación de los procesos afines, pero que no siempre tiene el relieve y reconocimiento a su empeño. Se trata del curador de una muestra o de una colección. ¿Cuál es el rol que le asigna a ese papel el galerista?

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El curador establece una relación con el artista y los otros factores de vínculo: público y galería que es bien diferente de la que pueden armar los dos últimos protagonistas -detalla la timonel de La Galería- porque es una suerte de “conversación” entre todos los que participan de la dinámica, aunque de manera especial con el artista. Digo esto siguiendo lo que entiende al respecto Ana María Lozano.

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Aunque Léost no lo especifica, la misión del curador es una suerte de mediación creativa y enaltecedora en el trabajo de hacer conocer la obra y el artista, además de obrar para posicionarla de la mejor manera en el mercado. La mediación es una propuesta de la lógica clásica que hace una relación entre lo categorial abstracto y lo específico concreto. Es un punto de acción en el centro que vincula a la realidad con el enfoque subjetivo. Para Emanuel Kant debe entenderse como una relación “constructiva” entre el entorno y el todo psicobiológico. El espacio de visibilización, tal como lo es una galería, también resulta ser una mediación, en este caso social, pero la mediación del curador tiene un espesor más complejo de apreciación, transformación y aplicación. Dentro de esos nexos variados, ¿cuál es el papel del coleccionista?

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El coleccionista concede sostenibilidad de largo plazo a todos los operadores del arte, desde el artista al resto de los protagonistas -describe Léost- y debe decirse que hay una larga tradición en esto. Todo comienza con los mecenas, y el Renacimiento es uno de los grandes picos de esta tradición, que incluye a la Iglesia.

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Debe señalarse que Artbo ha estado empeñada en generar una masa crítica estable de coleccionismo en el país. En la década de los años 70 y 80 del siglo pasado había menos galerías en el país y en su capital, pero existía una alta movilidad del mercado del arte, aunque fue inestable y estaba originada, al menos una parte de esa actividad, en dineros de origen gris. Artbo hizo un giro diametral con ese antecedente reciente, en términos históricos.  Sobre ese precedente, ¿cuál es la importancia del arte y sus dinámicas sociales para un país?

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Entre otras cosas es una muestra de un soporte de libertad y demostración de la existencia de ciudadanos libres en cualquier sociedad. Libertad de crear y creer -define la galerista- hubo dirigentes países que alguna vez consideraron que había “arte degenerado”. Eso ocurre en las dictaduras y ahora cabe preguntarse ¿qué es el arte degenerado”, quizá sea el que no agrada al déspota, al tirano que prohíbe y censura (aresprensa).

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VÍNCULOS : SÉPTIMO ARTBO FIN DE SEMANA  // ARTBO 2022, EN PLENO

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