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HEDONISMO  //  TURISMO  //  Publicado el 31 de enero de 2021  //  21.00 horas, en Bogotá D.C.

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No obstante los esfuerzos para volver a remontar la cuesta que deja el impacto y las secuelas por los golpes de la peste, persiste la insistencia en la reapertura parcial de los distintos ángulos de la industria blanca y sin chimeneas. La evidencia de renovadas olas pandémicas presentes en varios países, siguen llenando de tribulaciones a los programadores y a quienes esperan una renovación aumentada de los flujos de visitantes en los diferentes centros de convergencia de la región. Nadie se salva de los miedos y golpes concretos que deja la pandemia. Individuos, grupos de personas, sociedades y países enteros así como continentes siguen en vela. Los principales estados del mundo se han mostrado impotentes e incluso contradictorios en sus políticas para enfrentar el fenómeno de salud pública. Los Estados Unidos, Gran Bretaña o el Brasil y la India siguen mostrado los mayores efectos negativos en víctimas reales y en número de contagiados. Al tiempo, aparece con timidez la cadena de vacunas de urgencia y ya se han visto por redes y canales los primeros vacunados. Pero eso no atenúa las aprensiones así como tampoco las ansias de viajar, al tiempo que siguen los temores a las contradicciones continuadas de aperturas y cierres de sectores y fronteras en ciudades y países.

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No faltan factores de aumento del pesimismo y aparecen las acusaciones sobre la asertividad de los dirigentes en el camino a tomar para frenar el ataque del enemigo. Son cadenas de señalamientos que a veces también son oportunismo político y surgen a la vuelta de la esquina o sin necesidad de esquina alguna. En el Manaus de Brasil, en la entraña de la Amazonia el contagio masivo sigue y es ese punto uno de los principales atractivos del gigante suramericano, aunque no sea el único. En Colombia un juez delirante pretendió poner restricciones y un nuevo control para los turistas que pudiesen llegar al país cafetero. Eso fue apenas una de las piedras en el camino que tienen los operadores de turismo colombiano. La Argentina en tanto  sigue feudalizada con aislamientos y barreras en el interior del país. Los peruanos por su lado, deben pelear con sus propios demonios porque es uno de los países de la región donde golpeó con más fuerza la plaga.

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Además ese país andino muestra otra vez fragilidad institucional por las secuelas de la corrupción estructural y como Colombia es uno de los últimos en comenzar a vacunar. Dentro de ese panorama se muestran algunas señales de aliento, los operadores colombianos agrupados en Anato anunciaron la realización de su feria anual en Bogotá, la Vitrina Turística. Una señal que aporta al optimismo, esquivo aún, sobre lo que viene para el año que recién se inicia. El tema de las vacunas y de los controles sanitarios, tanto a la llegada de vuelos como en las terminales de transporte terrestre y marítimos, así como las contramarchas al respecto, dicen en conjunto que el panorama presenta dificultades y alteraciones contradictorias. Las que si bien no son insuperables y hablan de coyunturas todavía inciertas, sí son una cortapisa para los planes de los viajeros.

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Los mismos que aguardaron un fin de año y un comienzo de un nuevo periodo con una actitud de deseo más que de articulación con la realidad. Esta realidad nos dice cosas diferentes a las que una buena parte de la población desea. Ello porque la epidemia no atiende los cortes de los calendarios ni tiene en cuenta las fiestas de celebración, así como tampoco las esperanzas renovadas con cada almanaque de hojas nuevas que se cuelga en la pared. Las prevenciones sobre rebrotes no son un mero aviso de prevención. Lo que ocurre en California por estos días, al igual que en varios países europeos señalan que el espanto no ha concluido. También es aún inestable la situación en diferentes regiones colombianas, incluidas las grandes ciudades, que son centro de convergencia y salida hacia los puntos de atracción y las que permiten el despliegue del hedonismo prometido por los viajes de turismo.

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La tragedia a la vista no ha parado de crecer. Las cifras de la pandemia aumentaron de forma brusca en Bogotá, Medellín, Cali, Cartagena y la capital del país, en las últimas semanas. Hay toque de queda en algunos de esos puntos y los resortes del Estado están en guardia ante lo que viene en lo inmediato; antes de que llegue la anunciada vacuna. Las unidades de cuidado intensivo en algunas de esas urbes han estado en las últimas semanas al borde del colapso y un reciente leve descenso de internados críticos nada asegura. En la Argentina, el Perú y en Chile la situación no es demasiado diferente aunque tampoco idéntica. Esto podría señalar para los programadores y operadores de turismo el que deban seguir con velas recogidas o a medias, en la temporada que es tradicional cada año para la misma época. El verano en el hemisferio sudamericano encuentra estos países en el torbellino de la vacunación masiva y con la realidad de curvas de contagio aún en ascenso o en baja relativa.

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El cuadro anterior deja a sí misma la esperanza huérfana y para nada afirmada en los datos, al menos no en este primer tramo de 2021. A contrapelo de la sensación negativa inmediata y las protestas por las empresas pequeñas y medianas que ya salieron del mercado por física imposibilidad, y el desfallecimiento que se anuncia de las que se mantienen impactadas por las restricciones, brotan algunos datos estadísticos que no derrumban de manera definitiva un optimismo posible. Eso a pesar de que para el caso de Colombia el desempleo generalizado según cifras oficiales alcanzó al finalizar el diciembre anterior un consolidado de casi un 16 por ciento. Los operadores turísticos insisten a través de sus organizaciones asociadas, en que a pesar de la baja se mantienen energías como para continuar con el brazo sobre el remo. Si no todos ellos al menos los suficientes como para imaginar que se puede recomenzar. No solo es Anato para el caso del país cafetero, también aparece con la misma actitud la organización mundial que agrupa a esta y entidades similres, la OMT (aresprensa).  

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